Ladislao en el huerto. Visita de 1 de junio de 2013, para enseñarnos las primeras cerezas del cerezo de mi padre.
Se desmorona mi vida a cada paso
y voy construyendo nubes con los escombros.
Alzan el vuelo en el aire,
como materia inerte,
almas sin peso,
tierra sin sombras.
Vuelan y vuelan
sin descanso,
y dibujan formas caprichosas:
Casas felices,
patios ruidosos,
huertos feraces,
delineados con los restos
de esta vida deshilada,
que se deshace poco a poco
en un intercambio continuo.
Abrazos por recuerdos,
palabras por ensueños,
bullicios por susurros,
proyectos por descanso,
promesas por sonrisas.
Voy construyendo nubes
con mis escombros,
y soy feliz
en esta disminución constante
que ahora me guía,
despacio,
hacia la Paz de la Nada.
Así me iré.
Cualquier día.
Sin avisar a nadie.
Aprovechando la ausencia.
Como sin darle importancia.
Y será como si no me hubiera ido.
Seré la presencia constante
del que salió un momento
a regar el huerto,
a mirar los pájaros,
a cuidar al amigo,
a sonreír a un niño,
a visitar al hermano,
a pasear por Las Mestas...
Buscadme allí que estaré siempre,
con todos ellos,
con el que estuvo antes,
desde el principio
hasta el final del tiempo.
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