Hoy se posó una libélula
en el tendedero del patio.
Me miró fijamente
durante largos minutos
y me vi a través de sus ojos,
multiplicados hasta el infinito
todos los colores.
Me pregunto cómo será su mundo,
que a su mirada
ningún rincón se le oculta.
Qué llega a todos los rincones
sin si quiera girar la cabeza,
y a las ondas de su luz
aflora todo
lo que no existe.
¿Cómo seremos a sus ojos?
Pobres,
tristes,
tan fatigosos
que ni reparamos en ella
a menos que se pose en nuestra casa
y nos mire largamente
hasta que,
con suerte,
despertemos.