viernes, 10 de marzo de 2017

Meteoritos



En mi cabeza acelerada
los pensamientos van
y vienen
y se expanden
y reaccionan al minuto
en miles de conexiones.

Y mi dispersión aumenta
y mis objetivos huyen,
abrumados,
asustados,
olvidados a ratos,
pesando siempre en el ánimo.

Me viene la imagen de una estrella
explotando en el Universo,
diseminada en millones de meteoritos.

Todos ellos me conforman,
y cada uno exige su espacio,
su camino divergente,
opuesto a todo.

Quizá esa sea mi esencia
esa dispersión profunda,
quizá no deba renegar de ella,
renunciar al núcleo concentrado.

Quizá sea mi misión
ser muchos puntos de luz
fugaces,
brillantes,
sin peso
sin memoria.

Quizá deba asumirlo,
disfrutarlo,
concentrarme en pasar
sin dejar huella,
sin la tensión de saberme
en el lugar que no debo,
en el momento equivocado,
con quien no me necesita,
con quien no está,
haciendo lo que no me toca,
sola contra la corriente.

Decidido está.
Seré meteoritos dispersos
por siempre y por nunca,
sin importar hacia dónde
ni hacia cuándo,
en un eterno fluir chispeante
y absurdo.

Parece un buen plan
para ir más ligera.

sábado, 4 de marzo de 2017

Tu sueño y el mío

Nubes a la puerta del cementerio de Montijo

CAPÍTULO 1

Al final, sólo los recuerdos se atesoran. Todo lo demás pesa demasiado. Sólo ellos te elevan y te guardan. Son los ladrillos de tu fortaleza, feliz y luminosa por dentro, pintada de colores por fuera. Algunos días al menos. 

Esa es mi misión ahora: que puedas encontrar tu castillo y apartes todo lo que bloquea su puerta, que estés más cerca de los que aún estamos, y te dejes cuidar un poco. 

Todo está bien. Seguimos esa historia de ese libro, escrito en alguna parte, donde están todas las fechas. Todo está bien. Todos estamos bien. Y estaremos aún mejor. Aunque sea entre fecha y fecha. No importa.

No importa nada. Ya sé que no importa. Pero, a veces, no puedo evitar la sensación de desastre, inminente y brutal. Como vislumbrando que, a no mucho tardar, te hundirás en la tristeza infinita, y te apearás de todas tus rutinas, o considerarás algo inaceptable, y ese algo, antes o después, nos autodestruirá.

Porque sé que luchas cada día contra la tentación de abandonarte, de permanecer sentada
a esperar la muerte. Esa que nos va marcando las fechas del calendario desde hace tanto …

“Hoy hace años tu abuela Dolores."

"Hoy hace años mi padre".

"Hoy hace años Marianito".

"Hoy hace años ..."

Padrino
Abuela Josefa
Alfonsito
Tío Jesús
Bubi
Tía Paca
Tío Alfonso
Abuelo Juan
Tío Esteban
Tía Choni
José María
Rafa
Manolo
Fernando
Miguel Ángel
Tía Viti
...

Hoy hace años Papá … Aunque esta fecha no se nombra, no hace falta, se anticipa todos los meses. Todos y cada uno. Y cuando llega siempre es un número redondo y mágico, escrito en en rojo en nuestro libro de fechas.

Todos se fueron yendo. Casi que somos menos los vivos en esta familia marcada por la desgracia. Pero me enseñaste que esto también  tiene sus ventajas:

1. Nos sabemos de paso.
2. Damos la importancia justa a problemas inútiles y gentes malévolas.
3. No nos dan miedo los muertos.
4. Sabemos abrazar la fragilidad de otros, el dolor a veces.
5. Tenemos la responsabilidad preciosa de vivir por los que se fueron,
 6. y la alegría de sabernos afortunadas sólo por estar vivas

Muchas ventajas que van y vienen, que a veces te arropan y otras te dejan a la intemperie, para que te invada la tristeza, y te sientas sola y perdida en la inmensidad de la Nada. La Nada donde flotan todos los muertos.

También ellos van y vienen, y nos abrazan o nos dejan, nos tumban o nos elevan, nos empujan o nos paralizan ... Es difícil convivir con ellos, con todos ellos, con todos sus espíritus y toda nuestra vida hecha un lío. Pero aquí estamos.

Aquí estamos. Hasta aquí llegamos por caminos tortuosos, todos llenos de luz y de tinieblas. Andando y desandando el trayecto. Así que ya no vamos a volver al punto de partida … ahora toca hacer un plan para seguir el camino. A partir de hoy. De ahora mismo. Vamos a diseñarlo juntas. Que no nos pueda la rutina, ni la pereza, ni el cansancio. 

Esto es lo que te propongo: ayudémonos a construir dos sueños. Uno tuyo. Otro mío. Fijemos metas, objetivos, estrategias, recursos necesarios. Hagamos un seguimiento mensual. Y volvamos a empezar cada vez que sea necesario.

Empecemos por el mío. Mi sueño es cambiar el mundo. Ya lo conoces. Enfrentarme a lo injusto, remediar el sufrimiento, llevar esperanza, ayudar a los que no la tienen, discutirlo con quien haga falta, luchar contra el lado oscuro, localizar y conectar a los buenos ... Pero sabes que, al final, me ahogo en la intendencia y me siento sola. Y mirándome el ombligo se me pasa el tiempo.

Tu sueño es cambiar el mundo también, pero desde la bondad y la belleza, la cercanía y la compasión, la disponibilidad permanente, la atención a los detalles pequeños, la confianza infinita, la alegría como responsabilidad, la voluntad como energía, los colores como actitud, los abrazos como remedio, tus hijos como legado fundamental y principal desvelo.

Tú con las playas de Málaga como destino. Yo como Maestra Jedi si de soñar se trata. Y las dos con el humor como escudo protector, ese que surge de sabernos tan fugaces y ridículos. Todos, sin excepción posible.

Quizá debiéramos concretar un poco más, que con esta indefinición vamos a seguir atascadas mucho tiempo. Aunque quizá ya estemos cambiando el mundo y no nos hayamos dado cuenta.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Homenaje al barcorroca




Hay una roca en el río 
que es como la proa de un barco, 
de un barco casi hundido 
que se resiste, 
resiliente, 
a desaparecer del todo.

Los pájaros no lo abandonan. 
Van y vienen en sus vuelos cortos, 
y se posan a descansar a ratos. 
Imagino yo, 
que también a contarle 
todo lo que circunda. 

Así asiste a la vida 
desde su casimuerte: 
esa despedida eterna 
en la que parece estar varado. 
Como tantos que se van sin irse, 
y que siguen queriendo noticias.

Hoy lo visité 
yo también, 
desde lejos, 
y se me ocurrió este homenaje pequeño, 
para este barcorroca casi hundido, 
que se va sin irse, 
y no deja de asomarse a la vida. 

Para él 
y para todos lo que se aferran 
al último hilo de esperanza, 
o al sentido infinito de toda su historia. 
Tantos son. 
Tan invisibles. 
Tan llenos de fortaleza.


Algún día se salvarán todos 
de su futuro incierto, 
casi hundido. 
Y ellos nos contagiarán su fuerza 
y su fe en la vida. 

Ese día será el más grande. 
Tanto, 
que el barcorroca emergerá 
en las aguas del Guadiana 
y flotará feliz, 
y orgulloso, 
hasta llegar a Lisboa. 
Quizá hasta cruce el Atlántico.

¿Quién sabe hasta dónde llegan
los barcorrocas reflotados?