domingo, 26 de noviembre de 2017

Noches en vela

"De noche iremos, de noche".
Foto de la autora

"De noche iremos, de noche,
que para encontrar la fuente,
sólo la sed nos alumbra" *

¡Cuántas noches ya
desde aquel primer insomnio!
La noche se cierne oscura en torno a mi cabeza
como amenaza inexistente
e inmensa.
¡Cuántas noches ya!
Sobreviene el terror al recordarlo.
Después pasa
pero tan despacio ...

El tiempo parece detenido para siempre,
y sólo el ruido del reloj me salva.
Por eso mi reloj viene siempre conmigo,
para marcar el camino de vuelta
a los días sin miedo.
Quizá vuelvan aquellos días
y todo será plácido
y lleno de sentido.
Las horas vendrán ya dibujadas,
no tendremos que inventarlas,
y el futuro será un amigo,
no un ogro de cuento
que espera para engullirnos.

Quizá algún día vuelvan
las noches sin incertidumbres,
sin insomnios ...

Seguiremos hasta entonces
recorriendo noches en vela,
sabiendo que hay algo que nos alumbra,
aún sin verlo,
ni siquiera a lo lejos.


* Del poemario Retablo de Navidad de Luis Rosales. Estribillo del canto de Taizé "De noche iremos", inspirado en un poema de San Juan de la Cruz.




sábado, 4 de noviembre de 2017

Seremos

 Foto de la autora. Álbum familiar 2017.


Sé que guardas pañuelos limpios
en los bolsillos de tus chaquetas,
y que la cremallera de la almohada
la prefieres escondida.

Sé que tienes un sillón
para desaparecer dentro,
y mucho deporte de alta competición
esperando conocerte.

Pero también sé que siempre estás
cuando me rompo,
que sabes pintarme alas
cuando las pierdo.

Que eres calma y sosiego
en nuestro bullicio perpetuo
(hecho de niños y padres).

Que eres verdad
en tiempos de mentiras.
Y bondad 
en años interesados. 

Que siempre estás,
que siempre eres tú,
que siempre serás
para mí,
para ellos,
para todos.

Por eso seré siempre 
contigo
para todo lo que haya de venir.


viernes, 20 de octubre de 2017

Silencio y abrazos para Perdi

Silencio. Foto de la autora

Me pides que te escriba 
algo corto para tiempos duros
de soledad extrema,
de oscuridad y misterio.

¿Qué te puedo escribir
que te consuele un poco
ahora que las dos somos huérfanas?

Nada puedo,
que me abandonaron las palabras.
Sólo mi abrazo y mi silencio
tuvieron valor para acompañarte.

Acéptalos amiga,
son ellos los que nos acompañarán siempre.


viernes, 13 de octubre de 2017

Versos prácticos para María y otros niños despistados

Una madre enfadada y unos niños temerosos en una ciudad cualquiera.
Foto de la autora.
"Me ha dicho la luna,
que está en mi ventana,
que habitan tres duendes
bajo mi cama.

Que salen de noche
y con mucho sigilo,
esconden mis cosas
dentro de su ombligo.

Y por la mañana,
cuando me levanto,
nada está en su sitio.
¡Dios mío! ¡Qué espanto!.

Que es cierto, Mamá,
que no estoy mintiendo,
que hay duendes
que esconden
lo que yo no encuentro."

domingo, 24 de septiembre de 2017

En tiempos de desolación


Hay días que transcurren tan oscuros.

Quieres dar un paso 
por cualquier camino que se ofrezca,
pero todo está en tinieblas
y solo vislumbras abismos.

Mejor pararse ante el futuro,
dar todo por acabado.
Bien estuvo lo vivido,
¿quién necesita el porvenir?

Tal es la oscuridad
que la luz no es ni un recuerdo.


Pero algo te obliga a esperar 
durante el día.
También en la noche.

Porque sabes que la luz vuelve
y trae nuevos paisajes
llenos de almas risueñas
y viejas encrucijadas.



domingo, 17 de septiembre de 2017

Más allá de la adelfas


Las adelfas me lo traen,
fugaces,
por recodos extraños de la memoria.

Llega entre carreras de niños,
juegos y escondites, 
aventuras grandes y pequeñas,
explosión de vida constante.

Todas las 
risas eran posibles.
Todos los amigos.
Todos los abrazos.
Todas las fiestas.

Hasta que se fue en una de ellas,
feliz
mientras dormía.

me quedé yo, 
aprendiendo a transitar entre dos mundos,
a crecer en desapegos y esperanzas,
y a reencontrarlo siempre
entre adelfas
y otros caminos de la memoria.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Soles en tiempos de nubes


“Tus ideas maduran gradualmente; deja que crezcan,
deja que tomen forma, sin prisas indebidas.
No intentes apresurarlas,
como si pudieras ser hoy lo que el tiempo
hará de ti mañana”
T. de Chardin.

Y mientras,
el tiempo pasa,
y parece que la vida
es lo que le pasa a otros.

A ti te toca mirar,
ayudar,
sostener,
esperar
a que las ideas crezcan
y se conviertan en carne mortal.

Dulce tentación
dejarse arrastrar por la derrota,
dejar que el tiempo pase sin propósito.
Dulce tentación
que no será la mía.
Ni la tuya tampoco.

Dejaremos que crezcan las ideas.
Las abonaremos de día,
las arroparemos de noche,
y si las nubes tapan el sol
abriremos más las ventanas
para que entren todos los sueños
juntos
desde ambos lados del pasillo.                  

jueves, 31 de agosto de 2017

Encuentros mágicos


Foto de la autora. Lugo agosto 2017


Hoy me encontré con la joven que fui.
Solo un segundo,
en un olor olvidado
a madera antigua y a felicidad extrema

(y a nostalgia,
siempre la nostalgia ...).

Me sonrió al verme
desde el otro lado del pasillo,
y supe que estaba orgullosa.

Pese a todos los sueños rotos
y a los caminos errados.

Pese a tantas vidas no vividas,
supe que le que gustaba la suya,
la mía.

Quizá incluso más que a mí,
tan abstraída en planes inútiles,
desenfocada entre futuros posibles,
tantos frentes con sentido.

Así supe que estaba orgullosa,
que su vida le gustaba,
que los suyos la tenían maravillada
hasta hacerla gritar,
que su energía seguía allí,
intacta,
esperándome …

Porque todo era aún posible
desde su lado del pasillo.

sábado, 29 de abril de 2017

Tu sueño y el mío - II


No es fácil poner objetivos cuando la vida pesa como una losa. Cuando te aplasta el rostro contra el suelo y te roba el aire y el paisaje. Cualquier movimiento pide un esfuerzo sobrehumano y ningún plan parece tener sentido.

Vivo en una habitación sin aire. Cerrada por una piedra que no se mueve. Todos los días la empujo un poco y acabo sentada sobre lágrimas de impotencia. Nada se mueve. Nada. El día transcurre entre esperas y tareas pequeñas, absurdas, efímeras.

Pero algo me dice que hay que seguir adelante, pese a todo, un día y tras otro, de fracaso en fracaso, aunque cada día que pase, pese algo uno nuevo sobre los ojos.

Quizá esta sea una forma de cambiar el mundo. Aceptar tu futilidad y convivir con ella. Integrarte en el silencio en el que todo está bien, y lograr ser indiferente a esta etapa tan opaca, tan sin brillo, tan inmóvil.

Leí hace poco que cuando se detiene el pensamiento se alcanza la plenitud, la que da la integración en la Nada y en el Todo a un mismo tiempo. Quizá sea ese el camino: detener la mente, renunciar a todo movimiento, disminuir en todo, tener sólo sueños pequeños y mimarlos a diario con alegría, aunque sea impostada, aprendiendo de lo que transmito a mis hijos: “las palabras crean el pensamiento”, “estar triste es de un desagradecimiento profundo”…

Porque todo está bien. Hay quien cuida de nosotros y no necesitamos nada más. El mundo en realidad no me necesita, y puede que mi única misión sea superar las horas solitarias con el mínimo daño posible.

¿Será cierto? Porque no resulta fácil aceptarlo. Necesito la humildad máxima del que descubre que sólo es un lugar en el engranaje. Nada más que hacer. Bueno sí: no sucumbir a la desesperanza, encontrar sentido a esta permanente duermevela. No parece sencillo.

Así las cosas, estos podrían ser algunos objetivos: vencer el desánimo, pintar las pequeñas metas como misiones brillantes, resistir la soledad sabiéndola finita (como yo misma), anotar pequeños logros, trabajar el orden y mi débil paz interior, cuidar de los cercanos, no olvidar a los lejanos, enfocarme y renunciar a todo lo demás, recordar cada día mi “desde dónde” …

No parece sencillo, porque ahora mismo me agoto en las cuatro cosas domésticas, esas que antes iban solas, desde su segundo plano. Me bloqueo y todo lo que planifico se desinfla.

Debo encontrar el carril por el que todo fluya, pero cuando lo veo se me escapa, se esconde entre la maleza … Y es mi único camino. No puedo perderlo. Porque a partir de él se ordenará todo y surgirán todos los sueños que me propuse un día. Lo sé.

O no.

Nada importa. Todo pasa. Lo he aprendido bien. Pero debo insistir, también lo he aprendido, seguir buscando, con voluntad y tesón, esperando en medio de esta incertidumbre que parece no terminar nunca.

No me fustigo. Sólo intento comprenderme para reiniciar el camino. Una vez más. Todas las veces que haga falta.

Repitamos los objetivos así las cosas: vencer el desánimo, pintar las pequeñas metas como misiones brillantes, resistir la soledad sabiéndola finita, anotar pequeños logros, trabajar el orden y mi débil paz interior, cuidar de los cercanos, no olvidar a los lejanos, enfocarme y renunciar a todo lo demás, recordar cada día “mi desde dónde” … “mi desde dónde”...



viernes, 10 de marzo de 2017

Meteoritos



En mi cabeza acelerada
los pensamientos van
y vienen
y se expanden
y reaccionan al minuto
en miles de conexiones.

Y mi dispersión aumenta
y mis objetivos huyen,
abrumados,
asustados,
olvidados a ratos,
pesando siempre en el ánimo.

Me viene la imagen de una estrella
explotando en el Universo,
diseminada en millones de meteoritos.

Todos ellos me conforman,
y cada uno exige su espacio,
su camino divergente,
opuesto a todo.

Quizá esa sea mi esencia
esa dispersión profunda,
quizá no deba renegar de ella,
renunciar al núcleo concentrado.

Quizá sea mi misión
ser muchos puntos de luz
fugaces,
brillantes,
sin peso
sin memoria.

Quizá deba asumirlo,
disfrutarlo,
concentrarme en pasar
sin dejar huella,
sin la tensión de saberme
en el lugar que no debo,
en el momento equivocado,
con quien no me necesita,
con quien no está,
haciendo lo que no me toca,
sola contra la corriente.

Decidido está.
Seré meteoritos dispersos
por siempre y por nunca,
sin importar hacia dónde
ni hacia cuándo,
en un eterno fluir chispeante
y absurdo.

Parece un buen plan
para ir más ligera.

sábado, 4 de marzo de 2017

Tu sueño y el mío

Nubes a la puerta del cementerio de Montijo

CAPÍTULO 1

Al final, sólo los recuerdos se atesoran. Todo lo demás pesa demasiado. Sólo ellos te elevan y te guardan. Son los ladrillos de tu fortaleza, feliz y luminosa por dentro, pintada de colores por fuera. Algunos días al menos. 

Esa es mi misión ahora: que puedas encontrar tu castillo y apartes todo lo que bloquea su puerta, que estés más cerca de los que aún estamos, y te dejes cuidar un poco. 

Todo está bien. Seguimos esa historia de ese libro, escrito en alguna parte, donde están todas las fechas. Todo está bien. Todos estamos bien. Y estaremos aún mejor. Aunque sea entre fecha y fecha. No importa.

No importa nada. Ya sé que no importa. Pero, a veces, no puedo evitar la sensación de desastre, inminente y brutal. Como vislumbrando que, a no mucho tardar, te hundirás en la tristeza infinita, y te apearás de todas tus rutinas, o considerarás algo inaceptable, y ese algo, antes o después, nos autodestruirá.

Porque sé que luchas cada día contra la tentación de abandonarte, de permanecer sentada
a esperar la muerte. Esa que nos va marcando las fechas del calendario desde hace tanto …

“Hoy hace años tu abuela Dolores."

"Hoy hace años mi padre".

"Hoy hace años Marianito".

"Hoy hace años ..."

Padrino
Abuela Josefa
Alfonsito
Tío Jesús
Bubi
Tía Paca
Tío Alfonso
Abuelo Juan
Tío Esteban
Tía Choni
José María
Rafa
Manolo
Fernando
Miguel Ángel
Tía Viti
...

Hoy hace años Papá … Aunque esta fecha no se nombra, no hace falta, se anticipa todos los meses. Todos y cada uno. Y cuando llega siempre es un número redondo y mágico, escrito en en rojo en nuestro libro de fechas.

Todos se fueron yendo. Casi que somos menos los vivos en esta familia marcada por la desgracia. Pero me enseñaste que esto también  tiene sus ventajas:

1. Nos sabemos de paso.
2. Damos la importancia justa a problemas inútiles y gentes malévolas.
3. No nos dan miedo los muertos.
4. Sabemos abrazar la fragilidad de otros, el dolor a veces.
5. Tenemos la responsabilidad preciosa de vivir por los que se fueron,
 6. y la alegría de sabernos afortunadas sólo por estar vivas

Muchas ventajas que van y vienen, que a veces te arropan y otras te dejan a la intemperie, para que te invada la tristeza, y te sientas sola y perdida en la inmensidad de la Nada. La Nada donde flotan todos los muertos.

También ellos van y vienen, y nos abrazan o nos dejan, nos tumban o nos elevan, nos empujan o nos paralizan ... Es difícil convivir con ellos, con todos ellos, con todos sus espíritus y toda nuestra vida hecha un lío. Pero aquí estamos.

Aquí estamos. Hasta aquí llegamos por caminos tortuosos, todos llenos de luz y de tinieblas. Andando y desandando el trayecto. Así que ya no vamos a volver al punto de partida … ahora toca hacer un plan para seguir el camino. A partir de hoy. De ahora mismo. Vamos a diseñarlo juntas. Que no nos pueda la rutina, ni la pereza, ni el cansancio. 

Esto es lo que te propongo: ayudémonos a construir dos sueños. Uno tuyo. Otro mío. Fijemos metas, objetivos, estrategias, recursos necesarios. Hagamos un seguimiento mensual. Y volvamos a empezar cada vez que sea necesario.

Empecemos por el mío. Mi sueño es cambiar el mundo. Ya lo conoces. Enfrentarme a lo injusto, remediar el sufrimiento, llevar esperanza, ayudar a los que no la tienen, discutirlo con quien haga falta, luchar contra el lado oscuro, localizar y conectar a los buenos ... Pero sabes que, al final, me ahogo en la intendencia y me siento sola. Y mirándome el ombligo se me pasa el tiempo.

Tu sueño es cambiar el mundo también, pero desde la bondad y la belleza, la cercanía y la compasión, la disponibilidad permanente, la atención a los detalles pequeños, la confianza infinita, la alegría como responsabilidad, la voluntad como energía, los colores como actitud, los abrazos como remedio, tus hijos como legado fundamental y principal desvelo.

Tú con las playas de Málaga como destino. Yo como Maestra Jedi si de soñar se trata. Y las dos con el humor como escudo protector, ese que surge de sabernos tan fugaces y ridículos. Todos, sin excepción posible.

Quizá debiéramos concretar un poco más, que con esta indefinición vamos a seguir atascadas mucho tiempo. Aunque quizá ya estemos cambiando el mundo y no nos hayamos dado cuenta.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Homenaje al barcorroca




Hay una roca en el río 
que es como la proa de un barco, 
de un barco casi hundido 
que se resiste, 
resiliente, 
a desaparecer del todo.

Los pájaros no lo abandonan. 
Van y vienen en sus vuelos cortos, 
y se posan a descansar a ratos. 
Imagino yo, 
que también a contarle 
todo lo que circunda. 

Así asiste a la vida 
desde su casimuerte: 
esa despedida eterna 
en la que parece estar varado. 
Como tantos que se van sin irse, 
y que siguen queriendo noticias.

Hoy lo visité 
yo también, 
desde lejos, 
y se me ocurrió este homenaje pequeño, 
para este barcorroca casi hundido, 
que se va sin irse, 
y no deja de asomarse a la vida. 

Para él 
y para todos lo que se aferran 
al último hilo de esperanza, 
o al sentido infinito de toda su historia. 
Tantos son. 
Tan invisibles. 
Tan llenos de fortaleza.


Algún día se salvarán todos 
de su futuro incierto, 
casi hundido. 
Y ellos nos contagiarán su fuerza 
y su fe en la vida. 

Ese día será el más grande. 
Tanto, 
que el barcorroca emergerá 
en las aguas del Guadiana 
y flotará feliz, 
y orgulloso, 
hasta llegar a Lisboa. 
Quizá hasta cruce el Atlántico.

¿Quién sabe hasta dónde llegan
los barcorrocas reflotados?