Pasaron los paisajes
conocidos,
los seres amados,
las rutinas queridas.
Pasaron.
Una vez
y otra vez
y otra vez.
Todos se fueron.
Nada surgió
y se hizo un vacío tan
oscuro,
que cada paso parecía un
tropiezo,
un error triste y
cansado.
Se fueron todos,
y nosotros,
los de entonces,
ya no somos los mismos.
Ahora no sé dónde estoy,
ni cómo llegué hasta aquí,
ni dónde lleva este
camino en sombras.
Esta intemperie incierta
donde casi no me
reconozco.
¿Por qué ya no sirven
aquellas respuestas?
Sólo sé que la misma
noche
y nosotros,
los de
entonces,
nunca seremos los
mismos.