Nada ha sido
en vano.
Cada golpe
desprendió una
lasca prescindible.
Cada error.
Cada desengaño.
Cada pequeña
injusticia.
Cada dolor
terrible.
Todo lo
sufrí sin entender,
concentrada
en apretar los dientes
y mirar
hacia delante.
Pero hoy ,
cansada de
avanzar contracorriente,
he mirado
hacia atrás
y he visto
el camino sembrado de cosas inútiles.
Las que
bloquean la paz y el sentido,
las que ocultan
la luz
y lo tiñen
todo de gris y de tristeza.
Todas fueron
desprendiéndose
con el
cincel del fracaso.
Nada ha sido
en vano.
Cada golpe
moldeó mi espíritu
y me acercó un
poco más
al Aquí y al Ahora.
Ahora sueño
con el día
en que logre
llegar
a la Esencia Misma,
destino único
de este breve viaje.
El día en que prescinda
de tantos afanes inútiles.
Ese día será
el Principio
en el que
todo cobrará sentido
y se
esfumarán por fin
todos los
espejismos.
Sigo
avanzando sin prisas.
Segura de
haber recorrido ya
una parte del
camino.
Un poco más
sabia que al inicio,
más
paciente,
más ligera
de equipaje,
y con mi
cofre de tesoros
cada vez más
lleno de nombres.
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